28 noviembre, 2009

Fijarse en cosas de niña pequeña

Dos cosillas rápidas, hay un ANGELIto que me ayuda con esto de la edición del blog, que uno de html sabe entre cero y nada, en lo que arreglo y adecento el tema, recomiendo que para leer los artículos en vez de leerlo en la página principal que aparece feo y sin separaciones de párrafos, etc. pincheis en el título de cada artículo que os lleva al artículo el solito y allí se lee mejor.
Y segundo, he añadido una forma un poco sosilla de evaluar las entradas, que aparece al final de cada artículo, me gustaría que puntuarais, por favor , el ego lo tengo ya muy grande así que sed sinceros, que la amistad que me une con vosotros no ciegue vuestro gusto. Se echan en falta mas comentarios, animaros.


Hace no mucho hablaba con una buena amiga, de esas que ya no se desean, ni se pueden amar, de esas que sólo quieres, mucho, eso sí, pero que trasciende al primario hecho de ser un hombre y una mujer en edad fértil,(tengo pendiente la idea de la diferencia entre desear, querer y amar, espero un día poder explicarla desde mi punto de vista), como decía charlábamos sobre el bien, el mal y el sexo de los ángeles y de que ahora vive en Valencia pero que anhela la estepa castellana, tranquila, pronto cambiarás el mediterráneo por el duro invierno castellano, ten paciencia. Comentábamos lo falsas que son las palabras, lo acostumbrados que estamos a ellas, a creérnoslas, a no poder en duda aquello que nos dicen, a que nos fiamos, sobre todo si aquello que escuchamos es precisamente lo que queremos escuchar.

Nos fiamos de los dos sentidos más torpes que tenemos, el oído y la vista, fijaros si no que un montón de gente lleva gafas o lleva audífono, pero no creo que conozcamos mucha gente que lleve algo en la nariz para oler mejor o en las manos para sentir más, ni en la lengua para degustar mejor. La naturaleza es sabia y cuando un niño pequeño tiene que aprender que es el mundo, descubrir las cosas, conocer, lo que hace es tocarlas, toca todo, es más tienen la sana tendencia de degustarlas, las tocan y las prueban, sean la teta de su madre o las llaves de un familiar o el juguete que le acabas de dar. Sin embargo los “mayores” compramos las cosas por lo que vemos en anuncios o te acuestas con alguien por el volumen de su pecho o por las tonterías que es capaz de decir en un bar. Hasta los perros, seres aparentemente inferiores al hombre, antes de fiarse de algo o alguien lo huelen o lo muerden, no lo miran o lo escuchan.

Las palabras se banalizan, pierden importancia, significado, en estos tiempos de tuentis y facebooks, de correos y mensajes de texto, estamos hartos de leer, palabras como “besos”, “te quiero”, “que tal?”... Yo no recuerdo que cuando teníamos el teléfono fijo ese de ruleta que marcar un número era un ejercicio físico en sí mismo, acabar ninguna conversación con la palabra besos. Y con lo bonito que es un beso, de esos largos, lentos, de enfrentar interminables segundos los labios apenas rozándose y juntar los labios levemente, como pidiendo perdón o incluso de esos lascivos con la lengua jugando en la boca de la otra persona o los que me daba mi abuela que me dejaba hasta moratón de la fuerza con la que me los daba, con lo bonito que es un beso, que insignificante queda cuando está en este contexto: “hmos palmao de 12 kdamos en la plaza a las 11 yo llevo el ron no se te olviden los hielos besos”, casi, casi, igual.

Para romper el hielo en el Messenger solemos usar un qué tal?, el que escribe el que más lo usa dicho sea de paso, que tal qué? qué tal el Madrid-barsa? qué tal la almorrana? qué tal están las plantas del balcón?.

Pero el premio gordo se lo lleva el “te quiero”. Este año que he recuperado la sana costumbre de hacer campamentos en los cuales hay ingentes cantidades de niños y adolescentes, me he visto avocado a poblar mi tuenti de ellos. Veo con curiosidad, como en la comunicación entre la gente de su edad, el mensaje en la inmensa mayoría de las veces acaba con un te quiero. Y yo pienso, que pena no haber nacido 10 años después, me iban a querer más que a un oso amoroso. Pero bueno, son chavales o aunque sean ya jóvenes han crecido con esa costumbre y todos somos víctimas de nuestro tiempo, no me parece mal, siempre será mejor acabar con un te quiero que acabarlo con un hasta luego Lucas, por ejemplo.

Pero fuera de esto último, que en un ejercicio de autocrítica diré que era demagógico a todas luces, pero que me permito porque para eso escribo yo, solemos tener como el culmen de una relación amorosa el decir estas dos palabras. Está claro que a todos nos encanta que nuestra pareja nos diga, te quiero, incluso un amigo que te diga te quiero, que no solemos decirlo porque queda socialmente como fuera de contexto, pero que deberíamos decirlo más a menudo, entre otras cosas porque, salvo promiscuos y ninfómanas, solemos tener más amigos que parejas. Incluso a veces ni siquiera esperamos a que nos lo digan, si no que preguntamos ¿me quieres?, vaya pregunta, salvo cuando queremos cortar con alguna pareja y nos hacemos los dignos y a esa respuesta decimos NO, para quitarnos responsabilidad y pena de encima, es decir, salvo cuando la usamos como auto defensa o protección, ¿quién tiene el arrojo suficiente para responder que no a esa pregunta?, ¿Quién pregunta eso sin querer que le respondan que si? Creo que deberíamos pensar que implica el querer, creo que sinceramente confundimos el querer por culpa de la riqueza de significados de la palabra, ya que se puede querer ir al baño, querer solomillo de segundo plato, o se puede querer a una persona y creo que es obvio que no es comparable una cosa con otra. Te quiero implica muchas otras cosas.

No es el objeto de esta reflexión analizar el mal uso de un verbo, si no la excesiva importancia que damos a las palabras. Nos gusta que nos digan te quiero, pero el querer no se dice, se hace sentir, ¿es más importante decirte que te quiero cada vez que hablamos o hacerte sentir querido todos los minutos de una vida?. Es muy fácil mentir, es muy fácil decir si, te quiero, pero es muy difícil querer, las palabras pueden mentir, sin darnos cuenta, las palabras se pueden corregir diciendo que no querías decir exactamente eso, que lo has malinterpretado, los hechos son más difíciles de fingir, esos perduran, los ves, los tocas, los sientes, los disfrutas, las palabras, como decía Bécquer, son aire y van al aire.

Ya para acabar con esta palabra tan bonita, diré que es fácil hablar, hablar bien NO, que es fácil follar, follar bien NO, que es fácil querer, querer bien NO.

Pondré un ejemplo bastante gráfico. Un maltratador seguro que alguna vez o incluso mil veces habrá dicho a su víctima que la quiere, el que quiere a su pareja jamás la maltratará.

Fuera de ser una cruzada en contra del lenguaje, de las palabras, de lo dicho o lo escrito, es una apología a los hechos, que los estamos dejando de lado, que no los exigimos y deberíamos. Las palabras son bonitas y son necesarias, sobre todo las que hacen reír, las que hacen llorar, las que se dicen para animar, las que se usan para hacer bien o simplemente las que son bonitas o las que se usan bien.

Pero como dije en el artículo anterior, las palabras llegan hasta donde llegan, ¿Cómo puedes describir un orgasmo?¿cómo puedes describir un reencuentro con una persona que hace 4 años que no ves?¿cómo puedes describir lo que se siente cuando tienes a un ser querido llorando en tu hombro?, no se puede poner en palabras, las palabras llegan hasta donde los sentimientos empiezan y los sentimientos se viven, se disfrutan, se paladean. Por eso hay que tener orgasmos y hay que juntarse con la gente que no ves y hay que llorar en el hombro de los seres queridos.

Nos hacemos vagos, vivimos poco, nos vale con que nos lo cuenten, con verlo por la tele, preferimos hablar que no estar, preferimos renunciar que arriesgar, nos obligamos a ser cobardes.

Me he dedicado últimamente a intentar vivir, a llevar a cabo aquello que antes pensaba en hacer, a pensar menos y actuar más. Sigo teniendo mis miedos, mis estúpidos prejuicios y me sigo dejando llevar por el qué pensarán, sigo evaluando aún demasiado las consecuencias, me sigo frenando. Pero bueno, creo que poco a poco voy mejorando y espero cada vez ser mejor en esto, porque sinceramente, es más importante de lo que creemos, igual es lo más importante, porque salvo algún creyente en reencarnaciones, esta vida es la que tenemos, una y solo una y esta es la única que podemos vivir. Es mejor vivir errando o equivocado o que saber lo que sería bueno hacer o vivir.

Se puede decir mil y una veces, nos tenemos que juntar o a ver cuando te voy a visitar, no lo hagas, coge el coche, coge un tren, no duermas una noche, abúrrete para llegar pero vete allí donde esté la persona que quieres ver, preséntate allí y estate con ella. Descuádrale todos los planes que tenga, pasa un ahora con ella, una tarde, una semana, no digas voy a ir, hazlo.

Se puede decir mañana me apunto al gimnasio o a sevillanas o a ganchillo por correo, se lo puedes decir a tus amigos, puedes decir me gustaría hacer esto o lo otro, no lo digas, abre la puerta de tu casa, ve, coge los horarios y mañana vuelve a salir por la misma puerta para ir a hacer aquello que quieres hacer, no digas quiero hacer, hazlo.

Se puede decir, que inteligente me pareces, que guapa estás en esa foto, se puede visitar a alguien, quedar para tomar cafés, ir al cine, salir de fiesta, pero si de verdad lo que quieres es besar a esa persona, bésala o dile que te encantaría besarla, no esperes una señal del cielo o de ella, no esperes que a la 15 vez que salgas con ella medio borrachos los dos la metas el morro, hazlo a las 5 de la tarde de un martes, no pienses en no hacerlo porque la quieres conservar como amiga o porque creas que pueda ocurrir tal o cual cosa, dila:”quiero besarte” o “quiero dormir contigo”, deja de volver todos los días de tu vida pensando en que si esta vez se ha sentado al lado es que puede que haya sido el momento, que se tocaba el pelo cuando hablaba contigo y has leído que en el lenguaje corporal eso significa que le gustas, deja de pedir perdón por vivir, por sentir, deja de insinuar, deja de usar palabras que envuelven lo que quieren decir, deja de pensar que si la besas que vas a ser después. Deja de pensar y de creer, hazlo.

Se puede decir que como vas a estar con esta persona que no te pega, que no es como tú, que es que es muy mayor para mi, que es muy joven para mi, que es muy maja y que me hace sentir bien pero es que no es muy guapa, que como voy a perdonarla que me sea infiel, que siempre acabo discutiendo con ella, que me ha hecho mucho daño, que siempre es lo mismo, si es la persona que crees que tiene que estar a tu lado, no des explicaciones, si lo que quieres por encima de lo pasado es estar con ella, estate, no te avergüences, si la quieres aunque no debieras, no lo dudes, hazlo.

Se puede pensar que es él o ella la persona con la que compartir una vida, la que merezca la pena, no valores que tienes una casa preciosa o un trabajo excelente o que te has hecho a la vida de la ciudad, si es la persona, si crees que es la persona, vete y síguela. Deja tu trabajo, tu casa, tu ciudad, tu país, vete, renuncia, sacrifícate, si crees que es él, no lo piensas, hazlo.

Se puede pensar, que has hecho una carrera para trabajar de esto o de lo otro, que llevo 3 años trabajando de ello y me van a ascender, que aquí cobro 1.200 €, que como voy a decir que trabajo cuidando girasoles en invernaderos o que prefiero levantarme a las 4:30 que trabajar de 8 a 15, haz el trabajo que quieres hacer, cobra menos, trabaja más, ten un curro que no sea el que tus padres habrían querido para ti, que no se va en traje o que te ensucias las manos, no lo pienses, hazlo.

Hay algo que si se puede decir, si lo sientes, di te quiero, acompáñalo de actos, quiere, déjate querer, siente, toca, mete mano, vive…

Una vida para hacer cosas, solo una, no tengamos miedo al no, a sufrir, a no hacer lo correcto, a fallar. Hay que fallar, muchas veces, las que hagan faltas, de los más grandes fallos salen los más maravillosos aciertos.

Equivocaros, arriesgad, merece la pena intentarlo. Tenemos amigos que se reirán de aquel día que te pegaron un torta por intentar besar a una chica, tenemos amigos que tomarán un café mientras le cuentas que lo intestaste pero que dijo que no, tenemos amigos que te dejarán su hombro cuando algo te salga mal, tendrás amigos que te dirán que les da igual en que trabajes o cuanto ganas que no están contigo por nada ni semejante a eso, tenemos amigos que sentirán envidia sana de ver que dejaste una vida perfecta para estar con la persona que quieres, tenemos amigos que se alegrarán de que tengas una persona que te hace feliz, tenemos amigos que te echan de menos aunque no los vayas a ver, tenemos amigos que prefieren que lo intentes a que no lo vivas.

Seamos como niños pequeños, que todo nos sorprenda como si fuera la primera vez, que cuando te hagan una carantoña devolvamos una sonrisa, que toquemos todos, que durmamos abrazados a una teta, que probemos, que no tengamos miedo. Que cuando te miren vean que eres feliz, porque cuando te ven feliz haces feliz al resto, como un niño pequeño…





2 comentarios:

Anónimo dijo...

"preferimos renunciar que arriesgar, nos obligamos a ser cobardes"

Me ha encantado esta frase. Me parece triste, pero muy real. Esos miedos, dudas, analisis y valoraciones q hacemos de cada movimiento, cada consecuencia, en fin en fin...ojala pudiesemos ser en ese sentido como niños, porq sinceramente disfrutariamos y saboreariamos el doble la vida.

Un besazo crack.
Me encanto el articulo

Anónimo dijo...

Estoy totalmente deacuerdo con el comentario anterior, ojala...

Un gran articulo de nuevo Pablo.