24 agosto, 2010

mucho calor

Maldito calor, hace que de interminables vueltas en la cama y las noches se me hagan suplicios de infinitas horas con la radio de fondo. Me vienen a la cabeza una gran cantidad de cosas que escribir o cosas que decir a diversas personas, pero me incorporo, voy hasta la cocina a dar un largo trago de agua fria mientras mis ojos se vuelven a acostumbrar a la luz, llego delante del ordenador y es cuando todos esos pensamientos se me bloquean y vuelvo a verme obligado a regresar al infierno de tumbarme con la absoluta convicción de que no podré dormirme.

Ya casi deseo que llegue el otoño.

Hoy me he acordado de este texto así que por aquí lo dejo, por los locos que sigan dejandose caer por aquí.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Y una canción, espero dormirme pronto antes de que empiece a amanecer...