27 junio, 2009

Puro teatro

Lo intuyes en cuanto cruzas la primera mirada, las primeras tres palabras. No necesitas mucho más para sospechar quién será una noche para el recuerdo y quién un rostro que, quizás, recordar miles de noches. Y sin embargo, algo te lleva a las sábanas de ese desconocida que tu corazón ya deshechó. Algo te impulsa a cubrirla de besos, a acariciar cada milímetro de su piel, a susurrar frases prohibidas en sus oidos.

Al despertar, te encuentras sus brazos extraños custodiando tu cuerpo. Juntos cruzaís algunas risas, volveís a llenaros de besos mientras reís algún chiste tonto mañanero. Os levantaís, tomaís café (o Cola-Cao), quizás tostadas. Curiosa pantomima. Cuando os despedís lo haceís con un beso leve, sin promesas, sin palabras. Lo sabes desde que lo ves perderse a lo lejos, probablemente no lo volverás a ver. Dieron las 12 de la mañana y se acabó la función, se rompió el encantamiento.

Durante una noche, sólo una, tú y aquél desconocido fuisteis puro teatro. A tus amigos les contarás que te pudo la curiosidad, el anhelo, las ganas. Sólo tú sabes que más que eso, te pudo la parodia. Te pudo el gusto de actuar en una historia, que, lo sabes, sólo tiene un capítulo. Te pudo la fantasia de jugar a una complicidad inexistente, de acariciar y besar emulando a ese amor, que no es. El que en el fondo, siempre estás buscando.

Después de esa noche, el encantamiento durará 24 horas. Todos notarán tu buena cara, tu sonrisa, tus ojos especialmente brillantes. Todo se desvanecerá al día siguiente, sin dolor. De esos momentos te quedará poco, seguramente nada. Tan sólo un mínimo recuerdo que ni siquiera eriza tu piel y un brillo pícaro en la mirada. Jugaste a fingir que amabas, y lo pasaste bien. Casi, casi, hasta te lo creíste.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Te pudo el gusto de actuar en una historia que, lo sabes, sólo tiene un capítulo. ... emulando a ese amor, que no es. El que en el fondo, siempre estás buscando."


A mi modo de ver, para actuar en una gran obra, antes hay que protagonizar un buen numero de cortos. Si no lo haces, tu obra sera bonita al principio, como todas, pero antes o despues perderá el encanto y será aburrida, haciéndote sentir la necesidad de protagonizar algún corto, y no seria justo para los protagonistas.

Las cosas, a la larga, se aprecian más cuando llegan por si mismas, sin forzarlas.

Hay tres clases de hombres fuertes ante la vida, los que no se dejan afectar por su alrededor, los que se reponen rapido de los golpes, sufriendo poco y en silencio, y los hombres felices, a mi modo de ver los mejores, estos encajan los golpes con una sonrisa, ya que probablemente tendrán que ir al hospital y allí podrán conocer a una preciosa enfermera.

Anónimo dijo...

"Jugaste a fingir que amabas, y lo pasaste bien. Casi, casi, hasta te lo creíste."


Y eso es lo bonito, creerselo, disfrutar de esos pequeños cuentos de amor de un solo capitulo y estar siempre abierto a escribir el segundo si surge la oportunidad y si no pues uno de aventura, de amistad, de copas o de... o de lo que sea, pero siempre escribir con la ilusion de un quinceañero, la pasion del mejor amante y con una sonrisa en el corazon.

(Toma esa!)